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cuestión de honor

cuestión de honor

Por marieta

22/02/05

Esa era exáctamente la idea que me empujó a ir tranquila el mismo día del examen. Me había sentido ridícula y patosa desde el día que me comunicaron la fecha para la "gran prueba". La primera, fue un suspenso merecido, las cosas como son. Y eso que el examinador era de los "majetes" como decía mi profe, pero claro, una cosa es hacerse el despistado con ciertas faltas -levísimas- y otra es tener que perdonarte una de las gordas. Bien, pues a partir de ahí, como ya he dicho antes, tenía que demostrar al siguiente "justiciero" que yo me manejaba al volante cual pajarillo en un campo de espigas (qué bucólico, oyes...). Así que consciente de que ya no volvería a tener la misma suerte con otro de los que nos apuntan me presenté al segundo a la semana siguiente. Nada más saber quién era ese "hombre de negro" que mediría con exigua precisión cada uno de nuestros temblores al volante y cada giro de cabeza al mirar los retrovisores -aprended por vuestro bien este movimiento: espejo izquierdo, interior y derecho. Pero que se note descaradamente que vuestras melenas, pendientes, percings suenen y bailen a ese ritmo...un, dos, tres-mi profesor se transmutó en una especie de figura marmólea, como esos mimos que vemos en las calles imitando a esculturas blancas e inmóviles. Una de mis compañeras (5º intento ya), se agarró al cuello de éste mientras no paraba de llorar y repetir: "no, es él, no puede ser...". No había consuelo para esta pobre mujer, ni lexatín que bastara para tranquilizarla -decía que ya se había tomado uno antes de salir de su casa-. Imagináos cómo se nos quedó el cuerpo a todos. Ese sujeto, había hecho salir del coche a nuestra compi en su primer exámen, llorando como una niña a la que le niegan su ración de Lunnies. Todos acordamos en que era mejor para ella que se examinara la primera, a la vez que intentábamos convencerla de que seguramente sus nervios no la dejaban ver bien. Pero lo cierto es que verle así, con la casaca de la DGT -joder, era el único que la llevaba- imponía ya lo suyo. Ni al pobrecito del profesor le dejó decir ni hola. Así, con esas esta chica y otra más se metieron en el coche. La espera se hizo interminable, y mientras, mi compañero y yo, que por educación habíamos quedado para el final, casi no nos atrevíamos ni a mirar el reloj. Cuando por fin aparecieron, a mí se me antojó más aquello a la espera que haces a la entrada del tunel del terror: estas deseándo subir, pero en el fondo estás "cagaíta de miedo". Yo iba detrás, y el "justiciero" apuntaba sin parar cualquier tironcillo o temblor del auto. Desde luego no tenía buena pinta el asunto. Hubo un momento en que mis ojos se clavaron en los suyos, sin dejar de mirarnos -no, no fue un flechazo precisamente-,era una súplica silenciosa para intentar que cambiara de actitud, que dejara ya de jugar al "aquí mando yo". Cuando levanté la vista me pareció estar ya en Constantinopla, de tanto giro y cambio de dirección, pero no, estábamos entrando en Móstoloes, c.s.l o distrito apache...allí le mandó estacionar y allí este pobre chico recibió el tiro de gracia. Después de dos interminables minutos le ordenó bajarse quedara el coche como quedara -y la verdad, quedó un pelín torcido y cuesta abajo, que mira que hay que ser cabroncete para hacerte aparcar así, joé-. Entonces me tocó a mí el turno, es decir, sacarlo de donde estaba. Y voy yo más chula que un ocho y al segundo giro de volante -volante, freno, embrague abajo, mirar espejos- va ¡y se me cala!. Jesús, qué momento. "Ay la ostia", dije en voz alta y sin poder contenerme. Pero, realmente, debió de denotar este hombre mi fe repentina por Dios, porque se limitó a reirse y dijo: "venga, tranquila mujer, que no pasa nada". Pues no pasará, pensé yo, ´mientras hacía cuentas de lo que me iba a costar otra vez volverme a presentar...así que seguí mi película de los retrovisores, el freno suavecito, los cambios de marcha imperceptibles, mis paradas volviendo al punto muerto a pesar del atasco infernal a esa hora. Iba pensando todo esto, digo, y en mi orgullo, al que no estaba dispuesta que me machacaran. En una de estas, después de interminables cedas, glorietas, pasos de peatones y semáforos en ámbar me dijo que aparcara. Sí amigo, mi pesadilla de nuevo se volvía a repetir, pero esta vez peor: cuesta arriba y con plataforma. No me preguntéis cómo lo hice, pero lo hice...y esta vez bien. Cuando terminé me volví y le pregunté que si así estaba bien, y entonces, volvió a cambiarle el rostro a este hombre que momentos atrás había mostrado su semblante y su voz más humano: "usted verá". Y yo, otra vez en alto -lo que hacen los nervios- le respondí: pues yo lo veo bastante aceptable...y así de camino al centro de exámenes,mirando por el rabillo del ojo a mi profesor, no podía dejar de pensar que mejor estaba calladita. Al llegar estaban esperando todos con gesto de "todos de nuevo suspendidos". Ese hombre con casaca reflectante, se alejó hacia el infinito sin ni siquiera despedirse. Mi profesor, caminaba hacia nuestro redil, meneando la cabeza negativamente. Me miró y me dijo: "marieta, estás ¡aprobada!, y tú, y tú...tú no fulanito. Con eso no se juega, le decía mi compañera más sensible. Pero era verdad. Ni él daba crédito a lo que había pasado. Está claro, decía, que son imprevisibles. Pensaba que me iría con los cuatro suspensos, se repetía el hombre para sí una y otra vez. Bueno, pues esta es la historia de mi exámen. Imagino que habrá muchas parecidas a las mías, pero ese mal sueño, esa pesadilla se acabó ese mismo día, cuando fuimos capaces de enfrentarnos a nuestros miedos. De verdad os digo que podéis conseguirlo, nadie regala nada eso sí, pero si habéis llegado hasta ahí, lo tendréis más tarde o más temprano. Por eso decía en mi otro post aquello del malsueño...la realidad es mucho mejor. Mucha suerte y buena estrella a todos.
Un saludo,
marieta.
#1-458949

Por ana

22/02/05

gracias marieta por este relato, me examino el lunes por primera vez y espero que no me pasen todas esas cosas que te pasaron a ti, eso sí...... espero que el final sea el mismo, o sea ¡¡APROBAR!!. Gracias por tu sentido del humor, me has hecho pasar un rato muy divertido.
#2-458950

Por Nacho

22/02/05

Grandioso marieta.
Casémonos!!, tengamos cochecitos!!!!, pintemos nuestra casa con franjas blanas y negras!!!, adornemos nuestro jardin con señales y marcas viales!!!
(...)
Mi mas sincera enhorabuena otra vez cielo!

Que se dé bien.
Nacho©
#3-458951
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