Responder

Ale-hop

Ale-hop

Por JUSTAWOMAN

28/01/06

Un poné: Voy y entro en un restaurante y el dueño me dice - lo que tú quieras, como tú quieras, cuando tú quieras-

Yo, que he entrao en su restaurante porque quiero comer y eso es lo que él vende, comida -al precio que él la ponga yo la pago- le pido una sopa y un postre.

Él me pone mi mesita con mi sillita, mu buena cara, mucha amabilidad, mucha comodidad y me trae la carta, listao de precios incluído. Yo le pido mi sopa y mi postre y él me trae la sopa.

Cuando ya me estoy comiendo la sopa viene el honesto caballero y me comunica que el precio de los postres ha subío, así, de repente, sin que nadie supusiera, ni él mismo, que es quien pone los precios en su restaurante, que eso podía pasar . Le pasa a todo el mundo, así que es lo normal, ¿no?

Termino con mi sopita y le pido mi postre, más caro, vale, pero ya que estoy aquí no me voy a ir a otro sitio sólo pa comerme el dichoso postre.

Él me dice que no, que lo siente mucho, pero que pal postre voy a tener que esperar, no sabe cuánto tiempo, porque hay gente, mucha, que llegaron antes que yo y que están esperando su postre.

Y espero. Un día, una semana, un mes.... Y mientras que espero veo cómo sigue entrando gente en su restaurante, comiéndose la sopa y poniéndose a la cola para recibir su postre, sin que, en ningún momento, él advierta a nadie de su incapacidad de servirles el postre en un tiempo razonablemente corto. Le pasa a todo el mundo, así que es lo normal, ¿no?

Cansada de esperar, le comunico que me voy a otro restaurante, y él, un poco contrariado, me dice que me vaya si quiero, pero que tenga cuidado, porque es raro que haya un restaurante que no tenga lista de espera pa los postres, que por algo será, además de pedirme que pase por caja antes de salir y pague mi cuenta, que se compone de lo que mi sopa vale más los 30 € de penalización por...... por irme.

Yo, que no soy rica, me resigno y me quedo a esperar mi turno, que total, ya no debe de faltarme tanto pa que me toque.

Cuando por fin llega mi turno, el ilustre caballero, a la vez que me sirve el postre me grita, eso sí, no me insulta, pero me grita; con cariño, pa que no me atragante al comérmelo, pa que no lo derrame, pa que no me manche, pa que me aligere, que hay gente esperando..... Y, entre grito y grito, me cuenta algún que otro chascarrillo, pa amenizarme el postre y que vea lo simpático que es y al final, a pesar de todo lo anterior, lo pague a gusto y contenta, que postre como el suyo, ninguno.

Pero no acaban aquí mis desgracias pues, debido a mi torpeza y sólo a mi torpeza, el postre se va al carajo....digo al suelo, y yo a esperar de nuevo, sigue habiendo lista de espera, otro nuevo postre, previo pago de su precio postestipulado. Esto es lo que le pasa a más del 50% de la gente, así que es lo normal, ¿no?

Este nuevo postre, ya más entrenada a comer postres oyendo gritos y chascarrillos, consigo tragarlo por fin, alabado sea el Señor, sin más tropiezos que la caída de alguna migaja sin importancia.....

Homero no era un escritor, era un profeta y la Iliada no es un poema épico, sino su libro de profecías. En ella se narran, en forma alegórica, los avatares a los que se verían sometidos los valientes que osaran atravesar el umbral de una autoescuela en busca de su sopa y su postre, pasando a ostentar la condición de temerario el que, además, pretendiera recibirlo con una calidad aceptable, en un tiempo prudencial y todo por un precio razonable. Pero eso no lo consigue casi nadie, así que no es lo normal, ¿no?

Ea
#1-5458

Por nonainonai

29/01/06

Sin embargo, toda acción tiene su reacción...
Puesto que ése restaurante está asfixiando la paciencia y el bolsillo de paladares hambrientos, agotándo la paciencia de quien cree y confía en la bondad humana, pisoteando la dignidad de la persona desesperada, habrá que extender el mensaje para que nuestr@s vecin@s dejen de ír a ése restaurante, y a todos aquellos que estén en manos de gente ladrona, autoritaria, vil, prepotente, etc.

Otr@s escucharán lo que ocurre en esos lugares, y empezarán a cocinar por su cuenta, o bien en comunidad, o bien irán a comer en los bares del tío Manolo donde sabes que el bocata que te sirve no tiene nada de lo que desconfíar. Entonces, puede que los dueños de aquellos restaurantes empiecen a ajustar la clientela y el material que sirven para que dé cabida a alimentarnos bien, con cariño, respeto y con cuidado, mejor forma no hay.

Aparte, hablando de épica, siempre nos queda ése sentimiento de que nos han engañado; jugaron con nuestra vida (por desgracia si vives en ciudad el dinero es indispensable, y jugar con tu dinero es por defecto jugar con tu vida...), y al menos debemos de librarnos de ése sentimiento exteriorizándolo; puesto que en éstos temas no hay conversación (como en la calle) que arregle la cuestión, podemos hacerles sentir nuestra indigestión utilizando la técnica obrera del PP; es decir, Pintada y Piedrazo. Sin miedo.

Hay quién lo llamará violencia, hay quién autodefensa. JUSTICIA poética, justicia POÉTICA.
#2-5459
Responder